Busque, compare....












A pesar de que a veces la vida viene rápido y de que no nos permite decidir excesivamente sobre ciertas cosas, en otras ocasiones deberemos pararnos conscientes de dos cosas: una es que podemos vivir convencidos y confiados en que somos seres de Dios, seguros de que iluminará nuestras intenciones; y otra, que estamos llamados a volver a lo esencial, a posicionarnos cerca de él, conocer su lógica y hacer uso de ella… Desde esa intimidad, es más fácil conocer su voluntad. Se trata en parte de intuición, de confianza, de exponerse, de dejarse alcanzar, de escuchar, de estar,…Afortunadamente no hablamos de un examen con las respuestas por detrás, ni de una ruta llena de indicaciones para conocer bien el camino… Está más cerca de un viaje imprevisto pero soñado alguna vez, de un reto al que me he propuesto dedicarle tiempo y resolver. Y decidir, termina con el final del trayecto; con la firma, sin más.Podría preguntarme: “¿Dónde me has llevado, Dios?”, “¿Cómo sabré si he hecho bien?” Puede que Dios no me responda de forma clara como quisiera, y sin embargo, es más que probable que encuentre la confirmación en gestos que seguramente nunca habría imaginado. Algunos me harán entender que me fié de un falso sentido, que Dios no estaba donde yo lo intuía, que no sirve decidir en base a criterios de tranquilidad o de relativa paz si éstos disfrazan la comodidad o el miedo al actuar. Otras será la paz verdadera el fruto de una fe confiada, el deseo, seguirte, la alegría, la de servir, confirmándose así nuestro encuentro. Busque, compare, …y discierna. Dios no siempre está en las ofertas.

1 comentario:

Jesús Sanz Rioja dijo...

Es una historia tierna que juega con el contraste entre el horror y la inocencia. Pero lo de lectura obligada...