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ENTREVISTA A MONS. CERRO :"SÓLO LOS JOVENES CRISTIANOS SON VERDADERAMENTE MODERNOS"


D. Francisco Cerro Chaves nació en la localidad extremeña de Malpartida de Cáceres en 1957. Tras realizar sus estudios de filosofía y bachillerato en el Seminario de Cáceres y los eclesiásticos en el Seminario Mayor de San Ildefonso de Toledo, recibió la ordenación sacerdotal el 12 de julio de 1981 en la Catedral Primada de Toledo, de manos del cardenal González Martín. Posteriormente estudió Teología Espiritual en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma (1987-1989), donde obtuvo en 1997 el grado de doctor con una tesis sobre el Hermano Rafael, titulada “La experiencia de Dios en el Beato Fray María Rafael Arnáiz Barón (1911-1938). Estudio teológico espiritual de su vida y escritos”. Es doctorando en Teología de la Vida Consagrada en la Universidad Pontificia de Salamanca.
Comenzó su labor pastoral en la archidiócesis de Toledo como vicario parroquial de San Nicolás de Bari de Toledo (1981), consiliario de Juventud de la ciudad de Toledo (1982), encargado de Juventud de la archidiócesis para el año Internacional de la Juventud (1983), director de la Casa de ejercicios (1986) y adscrito a la parroquia de Santa Teresa de Jesús de Toledo (1986-1987).
En 1990 accede a la dirección del Centro Diocesano de Espiritualidad del Corazón de Jesús en Valladolid, cedido por la archidiócesis primada de Toledo; en 1992 pasa a formar parte del presbiterio de Valladolid; seis años después es nombrado Delegado de Pastoral Juvenil. Desde 2007 es Obispo de la diócesis de Coria-Cáceres, y desde la última Asamblea Plenaria de la CEE es Obispo responsable del Departamento de Pastoral de Juventud junto con Mons. Munilla, Obispo de Palencia.
Monseñor Cerro es conocido, especialmente, por sus numerosos libros de oración y espiritualidad, traducidos muchos de ellos a distintas lenguas, y por su capacidad para dirigir ejercicios espirituales y cursos de espiritualidad de Teología en muchas diócesis de España y América Latina, impartidos a sacerdotes, seminaristas, religiosos, adultos, jóvenes, etc.


Recientemente ha sido encargado junto a Monseñor Munilla del Departamento de Juventud de la CEE, ¿cómo afronta este nuevo reto y qué prioridades veremos en el trabajo día a día?Me siento muy feliz, como Obispo, de seguir trabajando en este cargo tan urgente y primordial de los jóvenes. Considero que lo más importante es propiciar, a los jóvenes, un encuentro personal con Cristo. La prioridad es siempre el saber que el reto de la evangelización de los jóvenes nos exige, por una parte, presentar el tesoro que es Cristo y, por otra parte, ser muy creativos para llevarles a vivir en el gozo de ser cristianos, de ser Iglesia Joven.
Ha sido durante muchos años delegado de Juventud en la diócesis de Valladolid, y además ha dirigido multitud de tandas de Ejercicios Espirituales con jóvenes que le han permitido conocer más al joven y a su corazón. ¿Cómo puede el corazón del joven sintonizar con el corazón de Cristo?Siempre recuerdo lo que respondía San Juan Bosco cuando le preguntaban cómo enseñaba a los jóvenes a nadar. Él decía, sencillamente les tiro al agua. Mi experiencia con jóvenes es siempre creer que es posible un encuentro personal con quien tiene abierto el Corazón. Si no ayudamos a esta experiencia, nuestra Pastoral Juvenil será sólo teoría y se cansarán pronto. El encuentro con Cristo en la oración y en los que sufren, es siempre fecunda.
Sin la oración no hay un conocimiento real de Cristo, pero puede que sea uno de los puntos débiles del joven cristiano. Todo es comenzar, pero ¿cómo empezar?Verdaderamente, es necesario que nos creamos que a orar se aprende orando. Podremos hacer muchos cursillos para aprender a orar, pero es como el que quiera nadar y nunca se tira al agua. Mi experiencia de oración me dice que la oración es el inicio de todo y que se puede comenzar con lo más sencillo, dedicando unos minutos al día a leer el Evangelio, a rezar delante del sagrario, a tener unos minutos de silencio.
Si me permite preguntarle, ¿cómo fue su encuentro con Cristo? ¿Por qué ha decidido ser cristiano? ¿Se puede pensar que antes estaba más “de moda” que ahora? El encuentro con Cristo que cambió mi vida a los 14 años, fue una experiencia de Dios en unos Ejercicios Espirituales. Descubrí que Cristo vive y, desde entonces, hasta ahora como Obispo, no dejo ni un día sin dedicar un tiempo largo a la oración. La oración me descubre continuamente la esperanza, ser cristiano es siempre el atractivo más grande, esté o no esté de moda. En estos momentos, es más atractiva la luz cuando abunda más la oscuridad.
¿Qué desafíos se deberían afrontar en la Pastoral Juvenil en España?Debemos de “creernos” que el joven de hoy es capaz de encontrarse con Cristo Vivo. Llevarle al rostro de Jesús en la Eucaristía y en los que sufren. Sustentar su vida cristiana con una comunidad acogedora y profundamente comprometida. Ayudarle a descubrir que el camino de la verdadera felicidad se llama “ser cristiano”. Sobre todo, acompañar mucho a los jóvenes en su vida, a veces, complicada.
Y por último, nos encontramos con muchos jóvenes que quieren ser fieles a Cristo y a la Iglesia pero el ambiente es más que contrario, incluso dentro de la propia comunidad. La imagen de la Iglesia cae y parece que encontrar a cristianos fieles a Cristo y a la Iglesia se puede hacer más complicada. ¿Qué podría decirle a los jóvenes y lectores de este blog? No se puede separar a Cristo de la Iglesia. Como no se puede separar la cabeza del cuerpo porque ello daría lugar a un cadáver. El mal de nuestro mundo es que pensamos que ser cristiano está anticuado y, que no se puede ser moderno y, a la vez, cristiano. Sin embargo, yo estoy convencido, que sólo los jóvenes cristianos son verdaderamente modernos. La Iglesia me da a Cristo, aunque pueda envolver esta joya en su pobreza, como se puede envolver una joya en una caja de zapatos, pero es la Iglesia la que me da a Cristo en plenitud. Amo profundamente a esta Iglesia. Nunca he tenido problemas con ella. Creo que está profundamente superado, el tema de Cristo sí, Iglesia no. Pienso, que más bien habría que preguntarse: ¿Se puede ser fiel a Cristo sin la Iglesia?. Estoy convencido que no. Se necesitan. Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre.


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