Cruces del XXI


Un cínico quita los crucifijos


HAY quien tiene amigos con barco en Banús o amigos que juegan al polo en Sotogrande. Yo, aparte de amigos ricos, tengo también un amigo completamente cínico. Rico en poca vergüenza. Con la menos que se despacha. Amigo cínico de cinco estrellas que me da muchos artículo hechos. Como el de hoy. Me llamó el otro día y me dijo, en la conversación que le grabé en el disco duro de mi memoria:
«Mira, te llamo porque como sé que tienes amistad con Joaquín Moeckel, y tengo entendido que aparte de tu abogado es tu apoderado, quiero que le des un toque, para que me reciba en su despacho, ¿pagando, eh?, porque quiero que me presente un recurso en el Tribunal Constitucional, o una querella contra el Gobierno, o lo que sea, él verá qué es lo más efectivo. Es porque me parece poco eso de que nada más que retiren los crucifijos de las escuelas, porque siguen dejando a España en todo lo demás a merced de los curas, que son los que tienen la culpa de todo. Esta crisis tan gorda es por culpa de los curas, porque la gente se pone a rezar a la Virgen de Fátima en vez de apretarse el cinturón, y eso es lo que pasa. El Gobierno mismo, va de Virgen de Fátima, haciendo milagritos y repartiendo limosnas, que si ahora 420 euros, que si ahora 400, que si 2.500 para los bebés, en vez de repartir mierda para todos, que es lo que nos va a tocar.
«¿Que por qué me parece poco que sólo hayan quitado lo de los crucifijos? Porque, mira, eso es una ofensa para los que no creemos en nada: ni en Dios, ni en la Iglesia, ni en los curas, ni en el Papa de Roma, ni en las papas con tomate ni en las papas aliñás. ¿De qué me vale a mí que quiten un crucifijo en una escuela, si se sigue llamando Colegio San Francisco de Paula o Instituto Virgen del Camino? Mira Francia cómo progresa: porque desde la Revolución acabaron con todo lo que oliera a religión. Y aquí tenemos la religión hasta en la sopa, y no te digo ya en las fiestas laborales. Vamos a ver: si yo no creo en la Virgen, y mucho menos que fuera Inmaculada, ¿por qué no voy a poder trabajar el día de la Purísima y tengo que estar de descanso por cojones? ¿Y las Navidades? Si soy maestro, ¿por qué voy a tener vacaciones obligatorias por Navidad, si yo no creo en Cristo y mucho menos que naciera en Belén? Y en Semana Santa, ¿por qué me obligan a no trabajar el Viernes Santo, cuando yo no creo en nada de eso ni en los cofradones jugando a los pasitos?
«Hay en España cosas más agraviantes que los crucifijos en las escuelas, y con ésas hay que acabar cuanto antes en pro de la libertad religiosa. Por eso quiero que me pongas en contacto con Moeckel, menudo recurso vamos a presentar. Porque pisotean el derecho a la libertad religiosa de los que no creemos ni en el número del cupón de los ciegos. Como lo de los nombres religiosos. ¿Por qué hemos de tener un Rey de todos los españoles que se llama Juan Carlos? Eso es una ofensa para los españoles que no creemos ni en San Juan ni en San Carlos. Y el presidente del Gobierno, igual: José Luis, ¡toma, dos santos también, en vez de uno!, por San José y San Luis. Si muchos españoles no creemos en los santos, ¿por qué tenemos dirigentes con esos nombres? Mientras no se llamen Ulises y Acracio, y las mujeres Libertad y Amor, yo me siento discriminado en mi libertad de no creer en nada.
«Incluso la geografía española está contaminada por los curas, y hasta que no acabemos con eso aquí no habrá verdadera libertad religiosa. No hay derecho a que haya una ciudad que se llame San Sebastián, un santo católico. Con razón le han puesto Donosti de mote, porque va contra la libertad religiosa. Y en Cataluña no sé cómo siguen con un pueblo que se llama San Sadurní y con otro que es San Feliú. Hay que acabar con todo esto. Con la papela que me va a hacer Moeckel se van a enterar».
Antonio Burgos, ABC-30/8/2009

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