Perdonar, olvidar y hacer el bien siempre

Perdonar y olvidar
“El que es incapaz de perdonar es incapaz de amar”.
 
Perdonar y olvidar
Perdonar y olvidar


Con frecuencia oímos decir: “Perdono, pero no olvido”. Quien esto dice, en realidad no perdona, porque guarda rencor. De ahí que se diga que no se perdona de verdad cuando, en el fondo, no se está dispuesto a olvidar. Perdonar, ¿es olvidar? ¿Producen ambos el mismo efecto? Se trata de una cuestión de gran importancia, pues el perdón es esencial para una vida feliz y equilibrada: “El que es incapaz de perdonar es incapaz de amar” (Martin Luther King). Me parece que hay que distinguir “olvidar”, cuando quiere decir “resentimiento”, y “olvidar” como “desaparecer de la memoria”. Me referiré al primer sentido: hay que olvidar; “no escatimes el perdón: es imposible caminar con tantas heriditas abiertas… perdona todas las viejas heridas y cicatriza con resinas de amor” (Zenaida Bacardí de Argamasilla). Es no querer mal, no hay otro camino. “Perdón es una palabra que no es nada, pero que lleva dentro semillas de milagros” (Alejandro Casona), semillas sembradas en nuestros corazones por el mismo Jesús, que se alimentan incluso de las ofensas, sí: cada ofensa recibida es una oportunidad de mejorar nuestra capacidad de perdonar, porque, en lugar de generar resentimientos, es abono para esa cosa divina llamada perdón. El paraíso está detrás de la puerta, se dice, pero muchos han perdido la llave, una llave que se llama misericordia… Todos estamos necesitados de amor, de atención, así como de poder dar nuestro amor a los demás. Por eso siempre hay que pedir perdón: por las ocasiones perdidas, por la plenitud no vivida de cada relación, por las palabras no pronunciadas.

Cuenta una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto. En un determinado punto del viaje discutieron, y uno le dio una bofetada al otro. Éste, profundamente ofendido, sin decir nada, escribió en la arena: –Hoy, mi mejor amigo me ha pegado una bofetada en la cara. Siguieron adelante y divisaron un oasis. Torturados por la sed, ambos echaron a correr y el primero que llegó se tiró al agua de bruces sin pensarlo y, de pronto, comenzó a ahogarse. El otro amigo se tiró al agua enseguida para salvarlo. Al recuperarse, tomó un cuchillo y escribió en una piedra: –Hoy, mi mejor amigo me ha salvado la vida. Intrigado, el amigo le preguntó: – ¿Por qué después de haberte hecho daño, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra? Sonriendo, el otro le respondió: – Cuando un gran amigo nos ofende, debemos escribir en la arena, porque el viento del olvido se lo lleva; en cambio, cuando nos pase algo grandioso, debemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón, donde ningún viento en todo el mundo podrá borrarlo.

El error de muchos es pensar que el perdón debe surgir de sus corazones, que es algo que debemos sentir, que debe “nacernos”, en cierto modo. Pero “el perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió” (Madre Teresa de Calcuta). El perdón es lo mejor, no sólo individualmente sino también para cada una de nuestras sociedades y para el mundo en general: “La espiral de la violencia sólo la frena el milagro del perdón” (Juan Pablo II). En cierto modo, todos somos co-responsables de las acciones y omisiones de cada uno, y es la gotita de cada día la que crea la revolución del amor: “Lo mejor que puedes dar a tu enemigo es el perdón; a un oponente, tolerancia; a un hijo, un buen ejemplo; a tu padre, deferencia; a tu madre, una conducta de la cual se enorgullezca; a ti mismo, respeto; a todos los hombres, caridad” (John Balfour). Cuando alguien es perdonado se convierte en una persona distinta, aunque tarde en reaccionar: “Nada envalentona tanto al pecador como el perdón” (William Shakespeare). El motivo es que se siente querido, y valorado en mucho, porque las personas siempre están por encima de sus errores (Jutta Burggraf). Y al crecer la conciencia de su valía se porta en consecuencia, se porta mejor. Por otra parte, crece también el que perdona, pues “nada nos asemeja tanto a Dios como estar siempre dispuestos a perdonar” (San Juan Crisóstomo).



Perdonar y no olvidar

¿Hay que olvidar las ofensas que nos hacen, o no? Sí, en el sentido de no guardar rencor, primero porque es perjudicial para uno mismo, y segundo porque el perdón es transformar la ofensa en compasión. Sin embargo, no podemos olvidar haciendo desaparecer de la memoria aquello. Además, no olvidar es creativo... y la memoria constituye nuestra identidad… y cada recuerdo es un escalón más hacia la madurez. Perdonar es superar la ofensa y poder recordar sin rencor. El perdón no requiere olvido. Además, no se puede controlar la memoria con la inteligencia, es una facultad espiritual distinta que obra independientemente de nuestra voluntad y de la inteligencia. La prueba es que, de hecho, a veces uno quisiera recordar algo y no puede; y otras veces desearía olvidar ciertas cosas y no lo logra. Se trata, como hemos dicho, de recordar un suceso sin faltar al amor: al recordar lo que nos dolió, recordemos al mismo tiempo cómo Jesús reacciona ante las ofensas, y oremos con él como en la cruz.

Además, hay que procurar establecer puentes mientras hay vida –que no la tendremos siempre: lo trágico es que, en el trance final antes de la muerte, haya enemistades pendientes. Es mejor que aquí y ahora hagamos las paces, pues no sabemos si luego habrá una ocasión de perdonar… En cualquier caso, hay que amar ahora que hay tiempo, la muerte nos podría quitar esa oportunidad. Recordar la ofensa puede convertirse en crecimiento interior para el ofendido: es humildad que cura la soberbia, caridad que elimina toda envidia... y se deja de sentir dolor. Si perdono vivo feliz y, si recuerdo, el recuerdo no me duele, no me afecta porque pude perdonar y los recuerdos vienen a mi memoria sin dolor, sin perturbación, sin sufrir el desgaste interior propio de quien guarda un doloroso rencor. “Perdonar no sólo tiene como beneficio el crecimiento interior, sino que también trae consigo una gran paz en quien lo practica. Perdonar es un ejercicio de las virtudes, porque para perdonar se necesita de caridad, humildad, paciencia, prudencia, fortaleza, amor… Perdonar es la manifestación de un corazón puro como consecuencia de una vida virtuosa. El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió” (Madre Teresa de Calcuta).

Olvidar es un método erróneo de conseguir paz de espíritu. Cuando se hace bien, es como la amnesia. Lo que ocurre es que, lo que olvidamos, no necesariamente desaparece. Si entierras algo en el patio trasero, lo único que consigues es que no se vea. Las cosas que olvidamos quedan enterradas bajo el consciente, pero viven bajo la superficie y se manifiestan en nuestros sentimientos y actividades. Aparecen en los sueños y en los dibujos que hacemos y siguen formando parte de nuestras vidas.

El perdón conlleva dar amor. Es una manera de decir: «Voy a prescindir de tus malas acciones, no voy a amargarme y voy a seguir queriéndote de todos modos». Me dijo un amigo, cuando le pedí perdón por una cosa de hacía mucho tiempo, por una injusticia en la que veía que yo también fallé: “¿te das cuenta de que acabas de cambiar la historia?” Me hizo pensar, es como un volver a escribir aquello de una forma mejor. Recuerda que el perdón no sólo tiene que darse en la relación con los demás sino también en la relación con uno mismo.
Además, “a perdonar sólo se aprende en la vida cuando a nuestra vez hemos necesitado que nos perdonen mucho” (Jacinto Benavente). Menos mal que “Dios me perdonará, es su oficio” (Heinrich Heine).
¡Hacer el bien siempre, dar Amor hasta que duela!

LA LUZ DE DIOS

LA LUZ DE DIOS EN LA TRAPA DEL HERMANO RAFAEL ES LO MEJOR QUE LE PUEDE PASAR A CUALQUIER PERSONA QUE QUIERA CAMBIAR SU CORAZÓN, DESDE ESTE BLOG QUEREMOS INVITAROS A QUE VAYAIS A COGER EL TREN DE LA VIDA , DEL CAMBIO, DE LA ENTREGA A LOS DEMÁS COMO SACERDOTE O RELIGIOSA O MONJE Y VERÁS QUE DIOS EXISTE Y TE CONOCE, Y TE DICE MUCHAS COSAS PORQUE TE QUIERE A TRAVES DE MUCHOS SIGNOS INTERIORES Y EXTERIORES, A TRAVÉS DE LOS SALMOS, CANTADOS Y DESPACITO, A TRAVES DE LA LECTIO DIVINA-CANTAR DE LOS CANTARES DONDE LOS MONJES SON EXPERTOS EN LA MATERIA... !VEN A LA TRAPA! Y QUEDARÁS ATRAPADO EN EL AMOR DE DIOS Y DEL HNO. RAFAEL.

LECTURAS: "TODO TUYO, MADRE MIA"

TÍTULO: "TODO TUYO, MADRE MÍA"
EDICIÓN:  O.P.  SALAMANCA (1982) -130 Pág.-

Discursos marianos del Beato Juan Pablo II  desde 1978 a 1982 para meditarlos y vivirlos.

Oración JMJ 2013

Oración oficial JMJ Rio 2013 -
Oración Oficial Jornada Mundial de la Juventud Rio 2013

¡Oh Padre! enviaste a Tu Hijo Eterno para salvar el mundo y elegiste hombres y mujeres para que, por Él, con Él y en Él proclamaran la Buena Noticia a todas las naciones. Concede las gracias necesarias para que brille en el rostro de todos los jóvenes la alegría de ser, por la fuerza del Espíritu, los evangelizadores que la Iglesia necesita en el Tercer Milenio. 

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Oración Oficial JMJ Rio 2013

¡Oh Cristo! Redentor de la humanidad, Tu imagen de brazos abiertos en la cumbre del Corcovado acoge a todos los pueblos. En Tu ofrecimiento pascual, nos condujiste por medio del Espíritu Santo al encuentro filial con el Padre. Los jóvenes, que se alimentan de la Eucaristía, Te oyen en la Palabra y Te encuentran en el hermano, necesitan Tu infinita misericordia para recorrer los caminos del mundo como discípulos misioneros de la nueva evangelización.
¡Oh Espíritu Santo! Amor del Padre y del Hijo, con el esplendor de Tu Verdad y con el fuego de Tu amor, envía Tu Luz sobre todos los jóvenes para que, impulsados por la Jornada Mundial de la Juventud, lleven a los cuatros rincones del mundo la fe, la esperanza y la caridad, convirtiéndose en grandes constructores de la cultura de la vida y de la paz y los protagonistas de un nuevo mundo.
¡Amén!

CINE: "Diálogo de carmelitas" (1960)

Diálogo de carmelitas
Diálogo de carmelitas es una obra de teatro (1949) del escritor francés Georges Bernanos basado en la novela "La última en el cadalso" de Gertrud von Le Fort. Esta obra recrea la ejecución de las carmelitas de Compiègne durante el Terror de la Revolución francesa. El texto de Bernanos es conocido por el episodio del martirio de las dieciséis monjas carmelitas (incluyendo una novicia) del monasterio de Compiègne, una ciudad de Oise, que habían fundado las carmelitas descalzas de Amiens un siglo y medio atrás. La fundación data de 1641, cuando hacía treinta y siete años que había llegado a Francia para iniciar la reforma la beata Ana de San Bartolomé con Ana de Jesús y otras cuatro monjas españolas. Sobre este texto, el compositor francés Francis Poulenc compuso la ópera homónima.

Las monjas fueron ejecutadas en 1794 por negarse a renunciar a sus votos monásticos.
Fueron llevadas de Compiègne a París, donde fueron juzgadas bajo la acusación de "maquinar contra la República". Murieron en la guillotina el 17 de julio de 1794 en la plaza du Trône-Renversé, actualmente plaza de la Nación en París. Fueron enterradas en fosas comunes en el cementerio de Picpus.
El papa Pío X las beatificó el 17 de mayo de 1906,  aquellas “que, después de su expulsión, continuaron viviendo como religiosas y honrando devotamente al Sagrado Corazón”.




Año: 1960 País: Francia, Italia. Dirección: Philippe Agostini, Raymond Leopold Bruckberger Intérpretes: Jeanne Moreau, Alida Valli, Madeleine Renaud, Pascale Audret, Pierre Brasseur, Anne Doat Argumento: Georges Bernanos (obra de teatro) Guión: Philippe Agostini, Raymond Leopold Bruckberger Música: Jean Françaix Fotografía: André Bac Distribuye en otros formatos (DVD): Karma Films

Hna. Teresa de San Agustín (Magdalena Claudina Lidoine) Priora de todas ellas, nacía en París el 22 de Septiembre de 1752.
Hna. San Luis (María Ana Francisca Brideau), nace en Belfort.
Hna. de Jesús Crucificado (María Ana Piedcourt), nace en Paris.
Hna. de la Resurrección (Ana María Magdalena Carlota Thouret), nace en Mouy (Oise).
Hna. Eufrasia de la Inmaculada Concepción (María Claudia Cipriana Brard),nace en Bourth Eure.
Hna. Enriqueta de Jesús (María Francisca Gabriela de Croissy) nace en París.
Hna. Teresa del Corazón de María (María Ana Hanisset), nace en Reims.
Hna. Teresa de San Ignacio (María Gabriela Trézel), nace en Compiègne.
Hna. Julia Luisa de Jesús (Rosa Chrétien), nace en Evreux (Eure).
Hna. María Enriqueta de la Providencia (Anita Pelras), nace en Cajarc.
Hna. Constanza (María Juana Meunier), nace en Saint-Denis.
Hna. María del Espíritu Santo (Angélica Roussel), nace en Fresnes.
Hna. Santa María (María Dufour), nace en Bann´s.
Hna. San Francisco Javier (Isabel Julieta Verolot), nace en Lignières.
Luisa Catalina Soiron, tornera, nace en Compiègne.
Teresa Sairon, tornera, nace en Compiègne.



Oremos: Señor, Padre Santo, que elegiste a la Beata Teresa y a sus hermanas carmelitas para que, fortalecidas con la gracia de tu Espíritu Santo, llegaran desde la soledad del Carmelo hasta la palma del martirio; concédenos que te amemos con fidelidad y lleguemos, como ellas, hasta la contemplación de tu belleza en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.


 

- http://es.wikipedia.org/wiki/Di%C3%A1logos_de_Carmelitas
- gloria.tv/?media=87046
-http://santosocd.blogspot.com.es/search/label/M%C3%A1rtires%20de%20Compi%C3%A8gne
- http://es.wikipedia.org/wiki/Di%C3%A1logos_de_carmelitas_%28%C3%B3pera%29
- http://www.youtube.com/watch?v=5RGSLSYXIek
-http://www.youtube.com/watch?v=Ux_MeFyBrvI&feature=related


LA FRONTERA DE DIOS


 "La frontera de Dios" (Ediciones Orbis, 1984;Colección grandes autores españoles del siglo XX; 249 Pág. 15 E.* Premio Nadal 1956 *) Novela de D. José Luis Martín Descalzo (Madridejos, Toledo 1930 / + Madrid 1991) Poeta, periodista, ensayista, presentador de televisión, novelista y autor teatral. Ganó premios literarios como el Nadal, Ínsula y Naranco. Tiene más de 40 libros publicados entre los que destacan:  La frontera de Dios, Un periodista en el Concilio, Un Cura se confiesa, Vida y misterio de Jesús de Nazaret y Razones para amar. Fue director del programa "Pueblo de Dios" de TVE y redactor jefe de la sección de religión de ABC. Poco antes de morir escribió "Soy, soy, soy sacerdote. Por los siglos de los siglos."

En ésta novela va describiendo el autor los aconteceres cotidianos de Torre, un pueblo de Castilla,  con Renato y su Fé en Dios que salvará al pueblo de la sequía terrena y divina.Novela que se puede comparar algo con la realidad, con el cansancio de la Fé, la pérdida de valores tradicionales,...


También se hizo una adaptación al mundo del celuloide:

Director: César Ardavín Intérpretes: Alicia Altabella, Enrique Ávila, Enriqueta Carballeira, José Marco Davó, Julia Gutiérrez Caba, Manuel Manzaneque Año: 1963. Duración: 84 min. Clasificación: Sin definir Género: Drama Color o en B/N: Blanco y Negro Guión: César Ardavín, José Mª Pérez Lozano Fotografía: Manuel Rojas Música: Regino Sainz de la Maza
 
Adaptación de una novela del padre José Luis Martín Descalzo, ganadora en su día del Premio Nadal, que viene a proponer un cruce entre ""Los jueves milagro"" y ""El que debe morir"". La manipulación interesada de los sentimientos religiosos es la clave de un drama plano y gris, en el que los momentos de presunta intensidad bordean peligrosamente el ridículo más flagrante.





Transmitir la levadura evangélica.

Benedicto XVI ya abraza Milán


El abrazo de las familias provenientes de todo el mundo y el calor de más de un millón de fieles que participan en el VII Encuentro de las Familias, ha recibido esta tarde a Benedicto XVI.
Desde las 17.00 (hora local) del viernes hasta las 17.00 del domingo. 48 horas : un viaje que por un lado es una visita pastoral a la capital lombarda y por otro un viaje "internacional" entre las familias del mundo. Las tres jornadas del Papa en la diócesis más grande de Europa, a la cual han llegado más de un millón de familias de casi 100 países, estarán dedicadas a recordar los valores pastorales y espirituales de la institución familiar, ofuscados y, a menudo despreciados, por la sociedad actual. La primera gran cita del Papa con los fieles fue esta tarde a las 17.30 en la plaza del Duomo, la catedral en Milán, donde pronunció su primer discurso transmitido por más de 40 televisiones de todo el mundo.

Discurso completo del Santo Padre:

Señor Alcalde,
distinguidas Autoridades,
venerados Hermanos en el Episcopado y en el sacerdocio.
¡Queridos hermanos y hermanas de la Archidiócesis de Milán!

Saludo cordialmente a todos los aquí reunidos tan numerosamente, así como a cuantos siguen este evento a través de la radio o la televisión. ¡Gracias por su calurosa acogida! Agradezco al Señor Alcalde por las corteses palabras de bienvenida que me ha dirigido en nombre de la comunidad cívica. Saludo con deferencia al Representante del Gobierno, al Presidente de la Región, al Presidente de la Provincia, así como a los demás representantes de las Instituciones civiles y militares, y expreso mi aprecio por la colaboración brindada para la realización de los diversos momentos de esta visita.

Estoy feliz de estar hoy entre ustedes y agradezco a Dios, que me ofrece la oportunidad de visitar su ilustre Ciudad. Mi primer encuentro con los Milaneses se realiza en esta Plaza de la Catedral, corazón de Milán, donde surge el imponente monumento símbolo de la Ciudad. Con su selva de agujas invita a mirar hacia lo alto, a Dios. Justamente tal impulso hacia el cielo siempre caracterizó Milán y le ha permitido a lo largo de los tiempo responder fructuosamente a su vocación: ser un cruce de caminos – Mediolanum – de pueblos y de culturas. La ciudad ha sabido de esta forma conjugar sapientemente el orgullo por la propia identidad con la capacidad de acoger toda contribución positiva que le venía ofrecido en el transcurso de la historia. También hoy, Milán está llamada a redescubrir este su papel positivo de mensajero de desarrollo y de paz para toda Italia. Dirijo mi agradecimiento cordial al Pastor de esta Archidiócesis, el Cardenal Angelo Scola, por el recibimiento y las palabras que me ha dirigido a nombre de la entera Comunidad diocesana; con él saludo a los Obispos Auxiliares y a quienes lo han precedido en esta gloriosa y antigua Cátedra, el Cardenal Dionigi Tettamanzi y el Cardenal Carlo María Martini.

Dirijo un saludo particular a los representantes de las familias - provenientes de todo el mundo- que participan del VII Encuentro Mundial. Dirijo un afectuoso pensamiento a cuantos tienen necesidad de ayuda y de consuelo, y se encuentran afligidos por varias preocupaciones: a las personas solas o en dificultad, a los desocupados, a los enfermos, a los encarcelados, a cuantos están privados de una casa o de lo indispensable para vivir una vida digna. Que no falte a ninguno de estos nuestros hermanos y hermanas el interés solidario y constante de la colectividad. Con este motivo, me complazco de todo cuanto la Diócesis de Milán ha hecho y continúa haciendo para ir concretamente en ayuda a las necesidades de las familias más golpeadas por la crisis económico-financiera, y por haberse de inmediato puesto en acción, junto a la entera Iglesia y sociedad civil en Italia, para socorrer a las poblaciones victimas del terremoto de Emilia Romagna, que están en nuestros corazones y nuestra oración y por las cuales invito, una vez más, a una generosa solidaridad.

El VII Encuentro Mundial de las Familias me ofrece la grata ocasión de visitar su Ciudad y de renovar los lazos estrechos y constantes que unen la comunidad ambrosiana con la Iglesia de Roma y al Sucesor de Pedro. Como es sabido, san Ambrosio provenía de una familia romana y mantuvo siempre viva su unión con la Ciudad Eterna y con la Iglesia de Roma, manifestando y elogiando el primado del Obispo que la preside. En Pedro –afirma- «está el fundamento de la Iglesia y el magisterio de la disciplina» (De virginitate, 16, 105); y también en la conocida declaración: «Donde está Pedro, allí está la Iglesia» (Explanatio Psalmi 40, 30, 5). La sabiduría pastoral y el magisterio de Ambrosio sobre la ortodoxia de la fe y sobre la vida cristiana dejarán una huella indeleble en la Iglesia universal y, en particular, marcarán a la Iglesia de Milán, que jamás ha dejado de cultivar la memoria y de conservar su espíritu. La Iglesia ambrosiana, custodiando las prerrogativas de su rito y las expresiones propias de la única fe, está llamada a vivir en plenitud la catolicidad de la Iglesia una, a testimoniarla y a contribuir a enriquecerla.

El profundo sentido eclesial y el sincero afecto de comunión con el Sucesor de Pedro, forman parte de la riqueza y de la identidad de su Iglesia a largo todo su camino, y se manifiestan en modo luminoso en las figuras de los grandes Pastores que la han guiado. En primer lugar san Carlo Borromeo: hijo de su tierra. Él fue, como decía el Siervo de Dios Pablo VI, “un forjador de la conciencia y de la costumbre del pueblo” (Discorso ai Milanesi, 18 marzo 1968); y lo fue sobretodo con la aplicación amplia, tenaz y rigurosa de las reformas tridentinas, con la creación de instituciones renovadoras, a comenzar de los Seminarios, y con su ilimitada caridad pastoral radicada en una profunda unión con Dios, acompañada de una ejemplar austeridad de vida. Junto con los santos Ambrogio y Carlo, deseo recordar otros excelentes Pastores más cercanos a nosotros, que han embellecido con la santidad y la doctrina de la Iglesia de Milán: el beato Cardenal Andrea Carlo Ferrari, apóstol de la catequesis y de los oradores y promotor de la renovación social en sentido cristiano; el beato Alfredo Ildefonso Schuster, el “Cardenal de la oración”, Pastor incansable, hasta la consumación total de sí mismo por sus fieles. Además, deseo recordar dos Arzobispos de Milán que devinieron Pontífices: Aquille Ratti, Papa Pio XI; a su determinación se debe la positiva conclusión de la “Questione Romana” y la constitución del Estado de la Ciudad del Vaticano; y el Siervo de Dios Giovanni Battista Montini; Pablo VI, bueno y sabio, que, con mano experta, supo guiar y llevar a un feliz resultado el Concilio Vaticano II. En la Iglesia ambrosiana maduraron además algunos frutos espirituales particularmente significativos para nuestro tiempo. Entre todos quiero hoy recordar, precisamente pensando en las familias, a santa Gianna Beretta Molla, esposa y madre, mujer comprometida en el ámbito eclesial y civil, que hizo resplandecer la belleza y la alegría de la fe, de la esperanza y de la caridad.

Queridos amigos, su historia es riquísima de cultura y de fe. Tal riqueza ha vivificado el arte, la música, la literatura, la cultura, la industria, la política, el deporte, las iniciativas de solidaridad de Milán y de toda la Arquidiócesis. Toca ahora a ustedes, herederos de un glorioso pasado y de un patrimonio espiritual de inestimable valor, comprometerse para transmitir a las generaciones futuras la llama de una tan luminosa tradición. Ustedes bien saben cuánto sea urgente introducir en el actual contexto cultural la levadura evangélica.

La fe en Jesucristo, muerto y resucitado por nosotros, vivo entre nosotros, debe animar a todo el tejido de la vida, personal y comunitaria, privada y pública, de modo de poder consentir un estable y auténtico “bienestar”, a partir de la familia, que va redescubierta cual patrimonio principal de la humanidad, coeficiente y signo de una verdadera y estable cultura a favor del hombre. La singular identidad de Milán no debe aislarla ni separarla encerrándola en si misma. Al contrario, conservando la linfa de sus raíces y los rasgos característicos de su historia, ella está llamada a mirar al futuro con esperanza, cultivando un vínculo íntimo y propulsor con la vida de toda Italia y de Europa. En la clara distinción de los papeles y de las finalidades, la Milán positivamente “laica” y Milán de la fe son llamadas a concurrir al bien común.

Queridos hermanos y hermanas, ¡gracias de nuevo por su acogida! Los confío a la protección de la Virgen María, que desde la más alta aguja de la Catedral vela maternalmente día y noche sobre esta Ciudad. A todos ustedes que estrecho en un gran abrazo, imparto mi afectuosa Bendición.