HAITÍ, Fuente de Esperanza






HAITÍ.- Un mensaje y fotos desde PORT AU PRINCE

UN MENSAJE.- UNA ORACIÓN.- UNA AYUDA

Con fotos desde PUERTO PRÍNCIPE

EL MENSAJE

Hola,
He conseguido encontrar un punto de internet en casa de un familiar.
Gracias por el mensaje de simpatía. Desde el martes, en torno a las 5 de la tarde, nos
vemos sumidos en el horror.
Nos pilló desprevenidos. El edificio del escolasticado se hundió en un abrir y cerrar
de ojos. No hubo víctimas porque ningún Estudiante se encontraba en la sala común. Los
que estaban en casa se encontraban en la terraza.
Cayeron directamente a tierra al hundirse el primer bloque del Escolasticado. Otros
volvían de sus clases.
Yo estaba en mi cuarto y logré cobijarme bajo una viga, que me salvó la vida...

Luego
conseguí abrir un hueco en la puerta, por el que pude salir. El Padre Asistente estaba
en la calle. Era la hora punta en Puerto Príncipe. Y eso ha salvado a muchas personas.
La escuela parroquial se hundió por completo con niños y profesores dentro, unas 300
personas. Todos muertos.
La iglesia parroquial está casi destruida. Solamente quedan algunas paredes. El
monasterio está muy dañado, pero se mantiene en pie. El único cohermano gravemente
herido es el Padre Jean Max, Superior de Gran Bourg. Había venido para tomar parte en
la asamblea regional. Estamos procurando curarle del modo mejor.
Entre los escombros lo hemos perdido todo. No hay víctimas entre los cohermanos, pero
sí en las familias de los cohermanos. Hay quien ha perdido madre, hermanos, hermanas,
primos, primas etc.
Puerto Príncipe se ha hundido en la fosa. No hay palabras para expresar lo que ha
sucedido. Las réplicas del terremoto se suceden sin tregua. Como no tenemos casa, de
momento pasamos la noche en el patio. Con el tiempo quienes la tengan podrán volver a
sus casas.
Ésta es a grandes rasgos la situación. Con el consejo regional estamos estudiando cómo
evacuar a los Estudiantes profesos a casa de sus familias que viven fuera de Puerto
Príncipe. o bien hacia otros lugares seguros.
De momento seguimos bajo el impacto del golpe. Es terrible..
Gracias por la solidaridad. Rezad mucho por nosotros. El sufrimiento de nuestro pueblo
es enorme.
Estoy reuniendo el consejo para darte una respuesta. Te llamo más tarde.

Adonai, responsable de los redentoristas en Haití


Nuestro agradecimiento:

Muchos de vosotros nos estáis transmitiendo vuestro afecto y cercanía. Os damos las
gracias y seguimos juntos en el compromiso de reconstruir la Escuela

Radio Televisión Castilla y León, y Canal 6 Navarra se han comprometido con AyC a la
emisión de spots pidiendo la colaboración con los proyectos de AyC en Haití, de manera
totalmente gratuita.
Hemos tramitado con la ONG Mano a Mano, de Iberia, la posibilidad de hacer llegar a
nuestros amigos de Haití comida y ayuda humanitaria. Próximamente lanzaremos esta
campaña contando con vuestra ayuda y la de vuestros amigos.


LA ORACIÓN

Nos unimos a la oración de la Iglesia de Haití con esta plegaria que nos ha llegado
desde la comunidad ecuménica de Taizé:

Dieu notre espérance, nous te confions toutes les victimes du grave
tremblement de terre en Haiti. Quand nous sommes déconcertés par
l'incompréhensible souffrance des innocents, donne-nous d'être des
témoins de ta compassion.

Dios nuestra esperanza, te confiamos todas las víctimas del grave temblor de tierra en
Haití.
Cuando nos desconcierta el sufrimiento incomprensible de los inocentes,
danos ser testigos de tu compasión.


CAMPAÑA "COMPARTIR CON HAITÍ"

LA AYUDA


Abrimos la Campaña "COMPARTIR CON HAITÍ". Todo lo recaudado en esta Campaña será
distribuido por personas que puedan responder de que la ayuda llega a sus destinatarios.

*CAMPAÑA "COMPARTIR CON HAITÍ"*
*Acoger y Compartir*

*Cuentas en:*

* *Caja General de Granada: 2031 0001 55 0115338005*
* *La Caixa: 2100 5622 07 0200083804*
* *CAM: 2090 5601 87 0200007103*

HAITÍ, Fuente de Esperanza por un mundo mejor.



Todos a una




Haiti, ha pasado ya una semana. Son miles las víctimas que empiezan a apilarse por las calles. Nos llegan imágenes de desolación, saqueo y destrucción. Pero el problema empieza a ser el agua potable y la alimentación. Y dentro de unos días será un problema sanitario grave.

La comunicación es un problema serio. Internet ha sustituido a la telefonía en esta ocasión. Al parecer las instituciones públicas frágiles en este país han sucumbido ante la catástrofe.

Haití, representa en este momento una prueba para la maquinaria de emergencia de atención sanitaria y socorro a nivel mundial para las naciones y las organizaciones internacionales. Se trata de un caso grave de acción rápida. No podemos fallar. Se trata de la supervivencia de todo un país, y de su futuro.

Aquí, estos enlaces para más información:

* Manos Unidas
* Cáritas
* Ayuda a la Iglesia Necesitada


Letra de la canción: PARA HAITÍ

Doce de enero y ruge fiero el suelo gris
Un zarpazo infinito hiere Haití
Palacios y casitas pobres de latón
Son el polvo y la ruina en el dolor

Gritos al cielo preguntando por qué
Qué sentido tiene vivir para doler
No hay atajos que sirvan para comprender
A los mismos siempre les toca perder

Está bien que los pueblos
Se vuelquen a ayudar pero en un tiempo
De eso qué quedará
Sólo cambian las cosas
Si se va más allá lo inevitable
Puede sólo arañar

Doce de enero y calla leve el cielo gris
Del fondo de la tierra brota Haití
En los rostros un miedo que se congeló
No creen sus ojos lo que allí pasó

Doce de enero y ruge fiero el suelo gris
Aunque malherido vive Haití


Pobre y Humilde

Homilía

de la

Toma de posesión

de D. José Ignacio Munilla

cómo Obispo de San Sebastián.

Excelentísimo Señor Nuncio de su Santidad, queridos hermanos en el episcopado, sacerdotes, diáconos, religiosos, consagrados y seminaristas; queridos laicos y familias de esta Diócesis donostiarra, y los que habéis venido de otros lugares (¡me permito hacer una especial mención a los palentinos que habéis querido acompañarme!); autoridades y representantes de la vida pública, cuya presencia entre nosotros agradezco; todos aquellos que seguís esta celebración a través de los diversos medios de comunicación; queridos todos, ¡hijos e hijas de Dios!, que es el mayor “título” que jamás podrá decirse de nosotros, en el cual estamos todos hermanados: ¡La paz de Cristo sea en vuestros corazones!

El Señor Nuncio de su Santidad ha hecho mención en su primera intervención a los santos de esta Diócesis donostiarra. Su invocación me llena de alegría y confianza, porque nos recuerda a todos que, a esta amplia asamblea que hoy se ha congregado, se une también la Jerusalén del Cielo… Su fuerza de intercesión es muy grande, y nos conforta saber que en esta vida no navegamos solos, y que ellos también han pasado por situaciones difíciles, antes de llegar a la gloria. Me quiero encomendar pues, desde el primer momento, a nuestra querida Virgen María, en sus advocaciones de Nuestra Señora de Aránzazu, Virgen del Coro, y me permito también añadir la advocación de Santa María de la Antigua, de Zumárraga. Me encomiendo también a todos los santos y santas que nos han precedido, y de un modo particular, a San Ignacio de Loyola.

Me presento ante vosotros pobre y humilde, con la inevitable sensación de que las expectativas que muchos de vosotros podáis tener, son muy superiores a lo que quepa esperar de mí… Si me permitís un poco de humor para distender el discurso (y quizás también para rebajar las expectativas), en estos días me ha venido a la mente un relato gracioso y enjundioso al mismo tiempo, que escuché a uno de mis hermanos obispos aquí presentes:

Dicen que había un señor muy débil y enfermo, que solicitó audiencia con el Papa para pedirle que rezase por él. Para su sorpresa, el Santo Padre le contestó concediéndole una cita. Llegado el día, acudió con antelación al Vaticano. En el primer control, le indicaron que tenía que ser muy breve porque el Papa estaba muy ocupado; al llegar a la primera planta, el Secretario le insistió en que el Papa estaría cansado, y que no debía alargarse en la entrevista… Al acercarse a la antesala, un monseñor le hizo saber la ocupadísima agenda del Pontífice esa mañana, insistiéndole en la brevedad… Cuando estaba ya a punto de entrar, un cardenal le miró fijamente, al mismo tiempo que se levantaba ligeramente la manga de su muñeca, y daba unos golpecillos con su dedo al reloj… Finalmente, se abrió la puerta, y al ver el rostro del Papa, nuestro hombre, débil y enfermo, sólo fue capaz de balbucear: “¡PAPA!, ¡PUPA!”

A buen seguro que habéis comprendido la intención de mi pequeña broma… La presión que se genera en ciertos momentos es muy grande. Por ello, quiero pediros a todos vuestra comprensión ante mi pequeñez, al mismo tiempo que vuestra buena voluntad en la acogida de las palabras de este pastor de la Iglesia. El factor mediático tan influyente en nuestros días, contribuye fácilmente a construir castillos en el aire, a ver gigantes donde sólo hay molinos, a engrandecer a quienes lejos de ser supermanes, tan sólo son unos peregrinos más en el camino de la vida; o tal vez, a juzgar como demonios a quienes simplemente comparten nuestra misma condición pecadora.

Por todo ello, permitidme que lo diga una vez más: me presento ante vosotros pobre y humilde, al mismo tiempo que consciente de la misión que he recibido de Cristo y de su Iglesia. Nada busco por mi cuenta y sólo le pido a Dios “acertar”, ser instrumento suyo en la construcción de su Reino… Ser “instrumento”, no más. Pero tampoco menos.

En un día como hoy y en las circunstancias presentes, he pensado compartir con vosotros el uso de la palabra… Me explico: Con motivo de mi nombramiento, he recibido muchísimos correos electrónicos y cartas. De entre éstas últimas, he elegido una, que me ha llegado especialmente al alma… Dice literalmente:


Estimado José Ignacio:

La paz y el amor de Jesucristo y la alegría de la Virgen María rebosen en tu corazón. Con tu reciente nombramiento como obispo de la Diócesis de San Sebastián, quiero mostrarte mi acogida y cariño junto con esta tu tierra que te vio nacer. Es mi deseo que te encuentres en casa, acogido y amado como Pastor. Tu nueva labor vaya ungida por el Santo Espíritu. Él te consolará y te dará la fuerza que viene de lo alto para mantenerte fiel a Dios y a la Iglesia. Jesús te dice: “No tengas miedo, Yo estoy contigo”. Así pues, no temas, Dios está con nosotros…

Acuérdate cuando pastorees la grey del Señor, sobre todo, de los pobres, humildes y enfermos, aquellos que no tienen protector y sé un Padre amoroso para todos ellos. Hay mucha falta de cariño en los corazones, José Ignacio;, tú que lo recibes de Nuestro Señor, dáselo a los pobres y a los pequeños; y no te olvides de ninguno… ¡Sé reflejo humilde del Corazón de Jesús, siendo de todos y para todos!

Tú que tanto amas a la juventud, acuérdate de ellos y sé comprensivo con su debilidad, acogiéndolos con misericordia. Ellos necesitan acogida y compasión y un corazón que les comprenda, que les escuche y los acompañe.

Escucha, José Ignacio, escucha el clamor del pueblo sufriente y dolorido y alégrate, al mismo tiempo, con aquellos que se sienten amados infinitamente por Dios. Los niños y los ancianos sean tu predilección; son débiles y dependientes y necesitan apoyarse. Utiliza tu báculo para ayudarles en sus necesidades.

Sobre todo, José Ignacio, cuenta con la gracia de Dios. La empresa es muy grande para un alma sencilla como la tuya, pero la gracia es aún mayor para llevarla a buen fin. No te faltará la oración de la Iglesia. Te tendré siempre presente en mis humildes oraciones y aquí me tienes cuando me necesites. Aprovecho para desearte una Feliz Navidad. Un entrañable recuerdo a tu amatxo. Ongi etorri zure etxera!

¡Da gusto tener unos fieles que le preparen la homilía al obispo! Recibo estos consejos y los hago míos, e intentaré llevarlos a la práctica en el ministerio pastoral.

Queridos fieles de Guipúzcoa: Me presento ante vosotros con pleno deseo y disposición de trabajar en nuestra Iglesia diocesana, de forma que todos juntos sirvamos a Cristo, nuestro Señor. Mi intención es la de entroncarme plenamente en el recorrido de nuestra Diócesis, sumando mis esfuerzos al proyecto pastoral diocesano de una Iglesia al Servicio del Evangelio. ¡No podría ser de otra manera! Caminaremos juntos, creciendo en comunión entre nosotros, en plena apertura y obediencia a las orientaciones de nuestro querido Papa, Benedicto XVI. ¡Confiamos plenamente en el ministerio del sucesor de Pedro! Debemos ser cada vez más conscientes de que Dios quiere que compartamos nuestros talentos. Estamos llamados a discernir y a reconocer los dones que el Espíritu reparte entre nosotros, de forma que podamos trabajar para fortalecerlos y enriquecernos. Os agradezco a todos esta acogida y este recibimiento, aunque me parece que es un tanto desproporcionado y que ha sido sobredimensionado por las circunstancias… Lo acojo y lo agradezco en la fe, sabiendo -y recordándooslo a todos- que es a Cristo a quien estamos recibiendo.

Al ver el calor de vuestra acogida, me he acordado del borriquillo que Jesús montaba aquel Domingo de Ramos en su entrada en Jerusalén. ¿Os imagináis qué ridículo hubiese hecho aquel asno si hubiese creído que aquellas aclamaciones y aquellos saludos estaban dirigidos a él, en vez de a quien llevaba sobre sus lomos? Le pido al Señor no ser tan “burro” como para engañarme así.

Me parece que todos, sin excepción, deberíamos aplicarnos la parte que nos corresponde en esta imagen de la entrada de Jesús en Jerusalén. ¡Qué absurdo hubiese sido que quienes salieron a las calles, aquel Domingo de Ramos, batiendo sus palmas y cantando cánticos de alegría, lo hubiesen hecho por el simple motivo de que el borrico les resultase simpático! ¿Y qué decir de los habitantes de Jerusalén, si se hubiesen resistido a recibir a Jesucristo, porque no les gustaba el asnillo sobre el que venía montado?

La moraleja y la conclusión de esta cuasi fábula que os he propuesto, es obvia: ¡El misterio de la Iglesia sólo cabe vivirlo en la fe y desde la fe! ¡Cualquier otra cosa, inevitablemente, nos conduciría a malas interpretaciones y a manipulaciones! Así nos lo recordó D. Juan María Uriarte en la homilía de su despedida: “La comunidad cristiana se mantendrá incólume si por la fe sabe identificar a Jesús presente y activo en medio de ella y tiene el coraje de confiar en Él «a fondo perdido». Él es la fuerza de la Iglesia en todos sus momentos de debilidad, de prueba y de riesgo”.

Oremos unos por otros, queridos hermanos. No lo digo como una frase hecha, sino con plena convicción de que es el camino para sanar heridas y para alcanzar la meta que perseguimos, que no es otra que dar gloria a Dios. Os pido que nos tomemos en serio esta llamada que os hago. La oración dirigida a la Virgen María será especialmente eficaz. ¡Bien sabemos de la capacidad que tienen las madres de congregar a sus hijos! Con frecuencia, cuando falta la madre, resulta casi imposible convocar a la familia; sin la madre aquello se convierte en un “desmadre”. Pero nosotros… ¡tenemos madre!; y se llama “María”. ¡Cada vez que pronunciemos con confianza este santo y bendito nombre -“¡María!”-, nos sentiremos más hermanos!


Agradezco de todo corazón a todos aquellos que habéis colaborado en la preparación de este acto. No os voy a citar uno a uno, porque seguro que caería en olvidos imperdonables. Gracias a cuantos han contribuido a facilitar las cosas, de muchas y diversas formas, allanando el camino de este pastor que os envía el Papa. ¡Dios os bendiga a todos vosotros y a vuestras familias!

El capítulo de los agradecimientos sería muy largo, y, por ello, voy a resumirlo de una forma muy sencilla: Agradezco a la Iglesia todo lo que he recibido de ella, de forma particular a esta Diócesis de San Sebastián, en la cual nací a la fe y en la que fui feliz ejerciendo el ministerio sacerdotal. Gracias también a la Diócesis de Palencia, que tendrá un hueco en mi corazón para siempre… ¿Y qué diré de mi familia? Sin su respaldo, difícilmente podría estar ahora aquí, dirigiéndoos estas palabras. Gracias a mi “amatxo” Inaxi, y a mi difunto “aita” Esteban, a quien hoy siento muy presente entre nosotros. ¡Querida Iglesia, querida familia, gracias a todos por todo! ¡Dios os bendiga!

El don del Bautismo


El don del Bautismo

D. JESÚS HIGUERAS, Sacerdote


«En un bautismo general, Jesús también se bautizó» Es sorprendente ver la humildad de Cristo, a quien no le importó ser contado entre los pecadores, aunque Él era plenamente consciente de su limpieza interior y de su origen divino. Pero Jesús quiso compartir destino con nosotros y por eso experimentó todas las humillaciones de los hombres, especialmente la de aquellos que, arrepentidos, buscan la limpieza interior.
Todo ser humano desea borrar de su intimidad tantos errores y heridas que muchas veces nos condicionan y nos hipotecan nuestra vida cotidiana, pues en el fondo de nuestro ser no estamos a gusto con nosotros mismos. Por eso instituyó Jesús el Sacramento del Bautismo, para que tuviéramos la certeza del amor de un Dios que siempre perdona a todo aquel que reconoce sus errores con sencillez. De un Dios que aniquila el pecado con su misericordia, de tal modo que es capaz de pronunciar sobre cada uno de nosotros las mismas palabras que se escucharon en el bautismo de Cristo: «Tu eres mi hijo, mi amado, mi predilecto». Es como si Dios nos dijera a cada uno que no le importan nuestros errores, nuestras debilidades, porque conoce que somos de barro y nos rompemos interiormente muchas veces. Lo único que nos pide es que tengamos la honestidad de reconocer aquello que nos aparta de Él y de nuestros hermanos los hombres, es decir, reconocer nuestro pecado.
Celebrar la fiesta del Bautismo del Señor es celebrar el motivo por el cual Jesús vino a la tierra: para perdonar todos los pecados de todos los hombres. Pero no olvidemos que el perdón es una expresión de amor, y sólo el que se sabe amado se sabe perdonado. Por eso hoy más que nunca podemos dar las gracias por el don de nuestro bautismo, pues supuso la invasión del amor de Dios en nuestra vida.

¡A POR ELLOS!



Seguimos en la lucha por la vida en éste año 2010, tenemos 12 meses por delante para reducir los asesinatos de nonatos; Con la oración de todos ¡Podemos! ¡Todos a una!